Dibujar es pensar


Mi actividad favorita es pensar, y aunque pueda parecerles que esto no es una actividad, yo considero que sí.

Dibujar es algo que hago desde niño, y si bien me enseñaron a escribir desde chico también, considero que es sólo recientemente que puedo comenzar a servirme de esto como una herramienta para pensar.

Hace poco me reencontré con la idea, antes intuida, luego olvidada y finalmente negada por mí mismo de que el dibujo es, en realidad, más amplio que el arte, he llegado a pensar en el dibujo como un pequeño sector olvidado de dicha esfera. Pocas veces he recordado que, como tal, tiene aplicaciones en muchos otros campos y que es sólo en una partecita de él la que se superpone con sólo una partecita del mundo del arte. Basta pensar en los dibujos de especies animales y vegetales, planos de arquitectura, esquemas de átomos y moléculas, sistemas y máquinas, etc.
En un sentido más amplio, dibujar es otra forma de pensar, distinta a escribir, distinta a hablar, distinta al arte conceptual o a la pintura.

Estos años he aprendido diferentes lenguajes, visuales, sobre todo. Cada lenguaje tiene sus particularidades y a mí me interesan en su variedad y sus posibilidades. También he tenido muchas veces el conflicto de la diversidad, que viene de alguna exigencia tácita de hacerse específico, especialista, porque “el que mucho abarca poco aprieta”.
Igual, creo que prefiero abarcar. Ahora – ayer o anteayer para ser más preciso – me doy cuenta de que lo que me interesa de los múltiples lenguajes que fui aprendiendo con el tiempo son dos cosas: Por un lado, aprender, el proceso de descubrimiento y por el otro, pensarlos como asistentes del pensamiento.

Por eso digo que pensar es una actividad para mí. El pensamiento por sí sólo es bastante indefinido y huidizo, pero a medida que escribo, a medida que dibujo, voy definiendo, concretando. Es inevitable en algún momento encontrar una contradicción o un error, son parte del pensamiento, la diferencia es que ahora, definido y concreto, puedo verlo, revisarlo, editarlo, reconfigurarlo y de ese modo, reformular, reconfigurar e influir sobre mi propio pensamiento. Las razones de porqué hacer esto todavía no están claras para mí, pero en principio, me resulta inevitable hacerlo.

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